“Hilados del Azul», la red de talleres donde se enseña a hilar y trabajar con telar a mujeres que viven en zonas rurales de la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, estará presente en Caminos y Sabores con su despliegue habitual de mantas, gorros, chalecos y sacos. Además de convertirse en una salida laboral, representa un lugar de encuentro y sociabilización que ayudó a fortalecer vínculos y encontrar un camino propio en el mundo rural de Azul.
Para hablar de “Hilados del Azul”, tenemos que hablar primero de su mentora, Verónica Torassa. Socióloga, madre y abuela que desde hace más de cuarenta años vive en Azul. A lo largo de su carrera trabajó en hospitales e instituciones penitenciarias, se desempeñó como titular de la Dirección de Niñez y Adolescencia de la municipalidad de Azul, fundó la agrupación “Azul Solidario” para mejorar la calidad educativa de los niños y tras jubilarse en 2007, se dedicó de forma exclusiva al desarrollo de las comunidades rurales. Mujer comprometida con la realidad local, no duda en afirmar que “es maravilloso saber que el ser humano es un ser ilimitado para innovar. Esta creatividad no se puede desperdiciar”.
Y haciendo caso a esta afirmación, en el 2007 y en el marco del Proyecto “Mejoremos juntos la Calidad de nuestra Educación Rural”, proyecto que promueve la capacitación de chicos que concurren a colegios rurales en informática, inglés, actividades artísticas y educación física, detectaron que las mujeres que acompañaban a sus hijos a estas clases extracurriculares, esperaban cuatro horas mientras ellos hacían sus talleres. «Un día, hablando con ellas les pregunté si no les gustaría hacer algo en su tiempo libre», recuerda la socióloga y promotora de ambos proyectos. Éste fue el eslabón fundacional de «Hilados del Azul».
“Cuando se inició el proyecto eran muy pocas mujeres, mamás de alumnos que concurrían a algunas escuelas rurales, que aceptaron la propuesta de capacitarse en hilado artesanal. Les atrajo la posibilidad de ocupar su tiempo en esta actividad que además de ofrecerles una salida laboral, les permitía compartir lindos momentos con sus pares en las escuelas. No olvidemos que ellas viven aisladas”, remarca Verónica.
El emprendimiento, en su rol socializador y formativo, capacitó y sigue capacitando a muchas mujeres que llegan al Partido de Azul y encuentran en este proyecto una legítima posibilidad de aprender este oficio, integrarse al grupo, aprender el trabajo en equipo y obtener ingresos.
“Nuestra función social también tiene impacto en las que migran porque cuanto se mudan por temas laborales de sus maridos, se van con un capital de conocimiento que les permite desempeñarse y seguir creciendo en otros espacios. Hoy, más de 35 mujeres se sumaron al proyecto que articula su trabajo no sólo en hilado sino también en telar, teñido artesanal, tejido, bordado y costura”. Este emprendimiento es fruto del trabajo en red. Por un lado, interviene el Municipio facilitando las capacitadoras y traslados desde el 2009 a Caminos y Sabores; los productores rurales, quienes donan la lana; la Sociedad Rural, que financia los traslados de la capacitadoras a las escuelas rurales, y el actual acompañamiento del INTA AZUL que colabora con el traslado de las hiladoras a eventos, sede un espacio en la ciudad para el encuentro de las mujeres y acompaña a Azul Solidario en el financiamiento de insumos que demandan los nuevos diseños.
“Lo importante de este emprendimiento es que apunta a cambiar el círculo vicioso de aislamiento, apatía y resignación y transformarlo en un círculo virtuoso de crecimiento y de afianzamiento. Esto quiebra la necesidad de migrar a las ciudades para subsistir: las familias permanecen unidas, libres de elegir vivir en su lugar, con un futuro posible en su tierra”, afirma la socióloga.
“Las mujeres que forman parte de Hilados del Azul demuestran su capacidad de aprender y superarse día a día. Se convirtieron en un ejemplo y modelo a seguir para sus propias familias. El hecho de que ellas participen en la feria Caminos y Sabores de la Ciudad de Buenos Aires, se ha convertido en un ejemplo de voluntad y perseverancia que muchas mujeres de la gran ciudad han rescatado como un acto valorable y han decidido sumarse al grupo. Esta sinergia entre mujeres del campo y la ciudad es un interesante ejemplo de que se puede quebrar la dicotomía campo/ciudad a través de un emprendimiento que enriquece a quienes aceptan la modalidad de gestión mixta con fuerte condimento de solidaridad”, concluye satisfecha la señora Torassa.
Por séptimo año consecutivo, Hilados del Azul será parte de la feria Caminos y Sabores. En su stand, las mujeres no sólo venderán sus productos artesanales sino que además demostraran su destreza en materia de hilados. Un oficio ancestral digno de ver y apreciar en Caminos y Sabores del 9 al 12 de julio en La Rural, Ferio Predial de Palermo.
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