De Viedma hasta General Roca, el curso del Río Negro lleva a un valle regado donde reinan los frutos y crece el valor agregado en origen.
A través de la agencia de desarrollo CREAR, la provincia de Río Negro acompaña en Caminos y Sabores a 47 productores de alimentos gourmet. “La feria es muy buscada por su convocatoria y lo fuerte de nuestra economía regional son los alimentos elaborados”, subraya Gabriel Carusso, asesor de marketing de esta agencia que apoya a las Pymes de la provincia.
Los Abuelos, dulces de renombre
Los Abuelos es la historia sencilla de una costumbre familiar, la elaboración de mermeladas, que se convirtió en un emprendimiento exitoso. Con sus dulces de frutos de la Cordillera -los más demandados-, esta Pyme ha crecido paulatinamente con el lanzamiento de nuevos productos, como las mermeladas de ciruela con nuez, dulces de manzana con jengibre y zapallo con naranja. Este año, mudaron su fábrica pegada a la casa familiar, en Viedma, a un predio ubicado en las afueras de la ciudad.
“Hemos participado de Caminos y Sabores desde los inicios de la feria», relata Bruno Carazzone, gerente de Los Abuelos. Nos aportó un buen público y posibilidades de relacionarse con profesionales de la distribución”, agrega. En la actualidad, provee dos cadenas de supermercados regionales. De ahí su interés de reforzar la marca en Capital Federal.
Los Abuelos creció en producción y venta sin perder nunca de vista la calidad artesanal. Sigue abasteciéndose de materia prima oriunda del Valle Inferior y sus recetas no cambiaron desde que salieron de la olla familiar.
Viedma, capital nacional de la avellana
El Alto Valle del Río Negro convirtió a nuestro país en el primer exportador mundial de peras. Pero el Valle Inferior también se destaca en el rubro frutícola. De hecho, Viedma es el único lugar del país donde se producen avellanas comercialmente. La zona cuenta con 450 hectáreas de avellanos y 550 de nogales. El surgimiento de este polo de frutos secos se enmarca en el proyecto del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior que consistió en nivelar 22.000 hectáreas bajo riego a partir de fines de los años 1970. Fue clave la iniciativa de dos ingenieros agrónomos, Luis Iannamico y Juan Rolka. Trajeron variedades de nogales y avellanos de Francia e Italia, sabiendo que el clima de Viedma permitía su buena adaptación.
El primero se plantó en 1985. “Al principio, fue difícil vender el producto que apenas se conocía. Se difundió de a poco el consumo fresco en supermercados”, recuerda Bruno de Rosa, un empresario que apostó a los frutos secos en 1995 con la marca Allhue. “La industria cosmética demanda aceite de avellana, así como la farmacéutica: este fruto sigue siendo altamente recomendado para cardíacos por su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados como Omega-3 y 9, informa. El aceite de avellana es un insumo buscado para helados, y los frutos enteros son usados para la panadería”, informa.
Panorama gastronómico de Río Negro
El cordero y las truchas son carnes emblemáticas de la provincia de Río Negro. El ñandú es otra opción gastronómica interesante. “La pechuga de ñandú tiene la misma textura que el magret de pato pero con sabor único», opina el chef Martín Pereyra, quién abrió hace pocos meses su propio restaurant en Viedma. En la zona se come muy condimentada y sobrecocida. Sabe mejor jugosa con un salsa agridulce”.
Según él, “la gastronomía local está en pleno desarrollo con una disponibilidad de recursos inagotable, proveniente ya sea del mar o del valle. Entre los platos regionales, Martín Pereyra menciona el escabeche de vizcacha y el jamón de jabalí con menos grasa intramuscular que el cerdo.
Más típico todavía en la región andina es el curanto, cuya preparación es todo un rito. Pereyra relata el proceso: «se excava un pozo en la tierra donde se colocan piedras bochas. Se prende un fuego y se retira la leña cuando las piedras están bien calientes. Sobre éstas se pone una bolsa de tela conteniendo una mezcla de alimentos de mar y de tierra, por ejemplo, chorizo, pollo, mejillones, piñones, pescado, carne, etc. Se recubre la bolsa con otro lienzo para mantener la comida limpia, se introduce en el pozo que se tapa y se recubre con la brasa. Se deja tres horas. Es un plato típico para una reunión familiar o une fiesta de diez, cien personas, ¡o más!…»
Los vinos también crecen en calidad en los valles del Río Negro con un notable ímpetu empresarial. Pero esa es otra historia.